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LA PROSA DEL DOLOR. EL APRENDIZAJE DE UN INSTANTE PRECISO Y VIOLENTO DE SOLEDAD.

FERNANDO BARCENA
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE


Lo que a continuación escribo es un poco del original de Barcena y forma parte del libro La autoridad del sufrimiento, silencio de Dios y preguntas del hombre.

Hay un tipo de sabiduría que obtenemos del placer y una sabiduría escondida en el dolor. El dolor: un instante preciso y violento de soledad.
En la intensidad del dolor (y del placer) nos quedamos sin palabras, adentrándonos en la experiencia, casi infantil, de la inefabilidad. Y aunque podemos hablar del dolor y del placer ajenos, en realidad se trata de experiencias íntimas. Cuando el cuerpo pasa por la experiencia de un dolor nos deja instalados en un sufrimiento moral, psíquico y existencial indecible. Al adentrarnos en el territorio del dolor el cuerpo nos devuelve dimensiones LA PROSA DEL DOLOR. EL APRENDIZAJE DE UN INSTANTE PRECISO Y VIOLENTO DE SOLEDAD.

FERNANDO BARCENA
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE

desconocidas hasta entonces para nosotros. Es entonces cuando el cuerpo parece hablarnos con un lenguaje que no es palabra, sino grito y llanto.
El dolor, como un acontecimiento de la existencia, nos recuerda que somos lo que padecemos (…) aprendemos “después de” : después de haber padecido, después de haber visto, después de haber leído todo el relato. Es por la narración, y la experiencia que en ella hacemos, que aprendemos y entendemos como sujetos de la pasión. La experiencia no la captamos desde una lógica de la acción, sino del recibimiento de lo que nos acontece, ni tampoco desde una reflexión de nosotros mismos, sino desde una conciencia herida que nos vuelve sujetos afectados por lo que nos pasa.
La experiencia es siempre un acto individual que , para comunicarse, busca sus propios medios de expresión. Los relatos y narraciones, así como las construcciones simbólicas, al final no son más que meros intentos de interpretación de esa experiencia.
El autor se refiere a tres cuestiones principales: 1) nuestra relación moderna con el dolor. 2) se ocupa del dolor como experiencia y como acontecimiento de la existencia y 3) propone un tipo de mirada sobre el dolor que, se abandona sin recelos a la misma experiencia de una mirada poética.
(...) muchos de nuestrs padecimientos y sufrimientos no son nuevos, aunque la experiencia de sufrir si sea singular y propia. El dolor, como en el placer mas intenso, nuestro yo se vuelve plastico, un espacio sumamente suceptible de creacion de sentido y de representacion simbolica. Pero nuestra relacion con el dolor y el sufrimiento tiene unas caracteristicas peculiares que hace que sea a la vez posible e imposible una actitud estetica o artistica ante el sufrimiento.
Nuestra realcion con el cuerpo siempre ha sido, al menos en el plano de la reflexion filosofica, muy discutida, y esto afecta tambien a nuestra realcion conel dolor. En todo dolor no solo queda afectado el cuerpo, sino que lo que queda directamente atacado es el individuo, al deshacer la evidencia de su relacion con el mundo.
(...) el cuerpo no es mas que un un objeto cuyas marcas hay que borrar y eliminar, comodisimulando que el paso del tiempo deja sus huellas en el. Asi, resulta revelador que gran parte de la medicina moderna se ocupe mas del cuerpo~objeto enfermo que del hombre~sujeto que experimenta existencialmente un sufrimiento. El dolor nopuede “de~mostrarse” , solo se experimenta. Para aprehender la intensidad del dolor del otro, entonces, es preciso transformarse en otro, asumir el desafio de la alteridad, porque tratar de ver el dolor del otro es adentrarse en su alma.
El dolor es un acontecimiento de la existencia que nos liga al cuerpo de un modo especial. Bajo el dominio del dolor, el diálogo resulta imposible: sólo existe un monólogo interior de carácter autista. El dolor, entonces, nos hace vivir el tiempo como un instante cruel y el cuerpo sufriente irrumpe con una violencia totalitaria.
El sufrimiento transforma toda nuestra sensibilidad en vulnerabilidad, nos retrae, hace que se rompan nuestros vínculos con el mundo y con nuestro estado de incomunicación irrumpe en la comunidad de la que formamos parte de forma violenta haciendo que, en parte, se deteriore. El dolor es entonces, una interrupción del hábito y de las rutinas de la vida, una fractura del mundo y de la realidad, del mundo de la vida.
Bárcena resume las tres dimensiones que explicarían el dolor como acontecimiento de la existencia: a) es lo que da a pensar; b) es lo que permite hacer experiencia; y c) es lo que rompe la continuidad de la vivencia del tiempo y la historia personal.
Por otro lado, menciona sobre ver el dolor, dar a ver el dolor sólo es posible a través de formas de expresión realmente subjetivas. La experiencia de una mirada transformada, una que modifica nuestra relación visual con el mundo, sobretodo cuando depositamos una mirada peculiar en el dolor de los otros.
Pero hay que saber mirar lo que vemos para saber sentir que nuestra mirada es acogida. Aprender a ver lo que vemos es mirarlo de otro modo, no con la mirada necesariamente fría de la ciencia, sino con una mirada tal vez temerosa, curiosa y apasionada del comienzo. Esa mirada que se sumerge profundamente en lo que se dispone a ser visto es una mirada cargada de infancia.
(…) entre la presencia y exhibición de lo que se nos muestra y el saber y la mentalidad en la que estamos, la mirada se desgarra, y de ese desgarro, de esa fractura, es de donde nace el pensamiento. Pensar surge de una grieta abierta entre lo que vemos y lo que sabemos, pues ni lo que vemos es todo lo que se muestra ni lo que sabemos es todo lo que el objeto es.

Buenas lecturas y mejores escrituras…

KADAVERINA!