Sartre

Las emociones de los seres humanos pueden parecer un desorden o una pérdida de control del comportamiento. Sin embargo, una reflexión más profunda puede llevarnos a un significado distinto de las emociones: que representan recursos muy útiles al ser humano. ¿Las emociones son parte esencial de nuestros mecanismos de supervivencia, de evasión? Sobre estas temáticas reflexiona el filósofo francés Jean-Paul Sartre, en el libro Bosquejo de una teoría de las emociones (Alianza Editorial, Madrid, 1987). Aquí algunas de sus ideas:

Todo hecho humano es por esencia significativo. Si lo despojamos de su significación, lo despojamos también de su naturaleza de hecho humano.

Resulta imposible considerar la emoción como un desorden psico-fisiológico. Tiene su esencia, sus estructuras particulares, sus leyes de aparición, su significación. Es el ser humano el que asume la emoción; por consiguiente, la emoción es una forma organizada de la existencia humana.

La conducta emocional no es en absoluto un desorden: es un sistema organizado de medios que tienden hacia una meta. Y se recurre a este sistema para disimular, sustituir, rechazar una conducta que no se puede o no se quiere mantener. Al mismo tiempo, la explicación de la diversidad de las emociones queda así facilitada: cada emoción representa un medio diferente de eludir una dificultad, una escapatoria particular, una trampa especial.

Sólo puede comprenderse la emoción buscando en ella una significación. Esta significación es por naturaleza de índole funcional, lo cual nos lleva a hablar de una finalidad de la emoción.

La ira o el miedo son medios utilizados por tendencias inconscientes para satisfacerse simbólicamente, para romper un estado de tensión insoportable. Se daría así el carácter esencial de la emoción: se padece; sorprende, se desarrolla según sus propias leyes y sin que nuestra espontaneidad consciente pueda modificar muy notablemente su curso.

La conciencia emocional es ante todo conciencia del mundo. Es evidente, en efecto, que el ser humano que tiene miedo tiene miedo de algo…el sujeto emocionado y el objeto emocionante se hallan unidos en una síntesis indisoluble. La emoción es una determinada manera de aprender el mundo.

Podemos concebir ahora en qué consiste la emoción. Es una transformación del mundo. Cuando los caminos trazados se hacen demasiado difíciles o cuando no vislumbramos caminos, ya no podemos permanecer en un mundo tan urgente y difícil. Todas las vías están cortadas y, sin embargo, hay que actuar. Tratamos entonces de cambiar el mundo, o sea, de vivirlo como si la relación entre las cosas y sus potencialidades no estuvieran regidas por unos procesos deterministas, sino mágicamente.

Estos son los límites de mi acción mágica sobre el mundo: puedo suprimirlo en tanto que objeto de conciencia pero esto sólo lo consigo suprimiendo la conciencia misma.

La emoción es un fenómeno de creencia. La conciencia no se limita a proyectar significaciones afectivas sobre el mundo que le rodea: vive el nuevo mundo que acaba de crear…cuando todas las vías están cortadas, la conciencia se arroja al mundo mágico de la emoción…hay emoción cuando el mundo de los utensilios se desvanece de repente y es sustituido por el mundo mágico.

Pero también existe otra perspectiva: El estudio de las emociones ha verificado perfectamente el siguiente principio: una emoción remite a lo que significa. Y lo que significa es la totalidad de las relaciones de la realidad humana con el mundo.

Frente por la Cultura Laica

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Otra versión se halla en una interesante página publicada en Lima, Perú:

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